19 de febrero de 2010

Punto de partida


Hace poco que se ha popularizado el cine en tres dimensiones. Ahora cualquier individuo se puede ir al cine más cercano (que esté debidamente equipado), pagar la entrada (que en ocasiones puede valer el doble) y disfrutar de la misma película pero con un gracioso efecto de profundidad y con unas molestas gafas que le hacen parecer idiota.
Sin embargo, a pesar de los evidentes inconvenientes, parece que esta novedad ha cautivado a la mayoría de los espectadores y cada vez se emiten más películas en este formato. Y la pregunta es: ¿por que?
Está claro lo que el cine en 3D nos ofrece. Una mayor inmersión. En algunos momentos puede parecer como si realmente estuvieramos allí, en ese mundo ficticio, presenciando de primera mano los eventos de la película. ¿Pero podemos hablar realmente de inmersión?
No, no podemos. Nunca tendremos la sensación de estar dentro de la película mientras sigamos siendo meros espectadores invisibles, mudos e intangibles. Nunca llegaremos a hablar de inmersión hasta que no consigamos interacción con el entorno que nos rodea.
Y eso no nos lo puede dar el cine. Es imposible. Si lo hiciera ya no hablariamos de cine.
Hablariamos de videojuegos.
Es un hecho irrefutable que el cine ha tocado techo en cuestión de inmersión y parece que lo único que tiene para ofrecer de ahora en adelante es más y más narrativa (algo que ni siquiera está haciendo correctamente hoy en dia), sin embargo en este momento resulta que los videojuegos están lo bastante cerca del fotorrealismo puro como para ofrecernos un nivel narrativo a la altura del séptimo arte. Un ejemplo claro (por mencionar uno entre muchos) es Heavy Rain, un juego que se ha autoproclamado "película interactiva".


¿Que quiero decir con esto?
Las máquinas de escribir han sido reemplazadas por ordenadores, y la medicina convencional ha sustituido a la magia vudú.
Narrativa, fotografía impactante, guiones increíbles, historias inolvidables, personajes carismáticos, moralejas, reflexiones, espíritu crítico... todo esto que el cine nos ha estado ofreciendo durante muchos años, ya no es exclusivo. Los videojuegos de hoy en dia también nos lo pueden dar. Y ahora que las nuevas propuestas del medio intentan conseguir más inmersividad es cuando está claro que el cine ha tocado techo. Pero también es cierto que ahí donde ellos terminan...
Es donde empezamos nosotros.